29 de agosto de 2006

Pienso....¿Luego?

Aviso:

Lo que verán a continuación tiene un contenido no apto para menores.....

Lexicografía verde: los manifestantes, "pinches indios"

Furiosa porque había un plantón de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca afuera del Senado de la República y tuvo que caminar una calle, María Irma Ortega Fajardo, senadora en ciernes del Partido Verde Ecologista de México, exclamó: "¡Cómo es posible que por unos pinches indios no pueda entrar!"
Ya en el recinto, al que acudía por primera vez para tomarse la fotografía de su acreditación como legisladora, fue grosera con el personal de seguridad y con los reporteros gráficos.
A su asistente, le dijo molesta: "¡Cómo es posible que estos pinches nacos tengan secuestrado el Centro, que huele a mierda y a porquería!"

Andrea Becerril
"La Jornada" del 26 de agosto, 2006.

.........Ni para mayores.

Cuando me encuentro con este tipo de notas, pienso:

1. ¿Vale la pena que siga reflexionando sobre aquello llamado "política"?
2. ¿Deseo leer los periódicos el día de hoy (mañana, el mes que viene...)?
3. ¿Cuándo veré realizada la utopía mexicana?

Y mis respuestas inmediatas son:

1. No, ni para qué esforzarse
2. No, tampoco debiste haber leído el de ayer (antier, la semana pasada)
3. JA JA JA JA JA JA JA.... Es broma ¿Verdad?

Pienso, reflexiono, masco información y, después de eso, supuestamente, existo, pero esta diaria existencia nacional es sumamente desalentadora.


Amira, la deprimida

24 de agosto de 2006

Pesadilla tecnológica

No, no es que esté corta de temas.. !Sino de tiempo! Así es, se nota que empezó a correr el semestre y yo con él. No he podido escribir ni de Oaxaca, ni del D.F., ni de Madonna crucificada, ni del IFE, es más, ni siquiera del estado del tiempo. !Ñac! No obstante, el blog no perdona. !Oh no! !El blog ya hasta me exige que lo escriba!
--"Postea," "postea," "postea" (Naturalmente, el blog también habla en "Spanglish"). Me ha perseguido por todos lados estos últimos días, y había logrado escaparme, hasta esta noche. Sólo puse la cabeza sobre la almohada cuando, de la nada, vi la pantalla verde en grande y escuché su voz robótica: --"Postea" !Ya!
--No m...e vengas con esto, blog. Déjame dormir.
--No has "posteado" en al menos dos semanas.
--Me importa un rábano, blog.
--No. Por supuesto que te importa. Lo sé.
--!JA! A mí no me aplicas ninguna psicología invertida ?Oíste? Nada más eso me faltaba, que un blog viniera a interrumpir mi contar de ovejas... !Íte!
--"Mi honra está en juego y de aquí no me muevo"
-- Buenas noches.
--!Post! !Post! !Post! !Post! !Post!!Post! !Post! !Post! !Post!!Post! !Post! !Post!

.................

Ok, son las 12:30 am y aquí estoy, "posteando" cualquier verdura para ver si ya puedo conclilar el sueño. Efectivamente, esto no es una crónica mínima, es una pesadilla máxima.

Ya "posteé," blog, ?Contento?

A.

10 de agosto de 2006

Experiencia antropológica

Cruzar la frontera Laredo-Nuevo Laredo en camión es todo un acontecimiento sociológico. Basta con llegar a la gasolinera Chevron de Hilcroft y la 59 para comenzar con el estudio de campo.

La estación de servicio, además de llenar el tanque del auto, tiene como propósito secundario venderle boletos a los viajantes que van a México. En la ventana de la pequeña oficina de ventas, el interesado puede ver las líneas de autobuses que tiene para escoger: Tornado, Autobuses Mexicanos, El conejo, El mexicano, Americanos, Turimex Intenacional, etc. Los nombres son bastantes sugerentes: Me subo en el Tornado o en el conejo? Decido Turimex por aquello de lo internacional (o interranchonal?... en fin). Por módicos 70 dólares obtengo un viaje ida y vuelta Monterrey-Houston, Houston-Monterrey sin límite de tiempo. Cuánto tarda el camión?--pregunto. Pues... depende del puente, ve? como pueden ser ocho horas pueden ser 15 y como es verano prepárese para las 15. Tomo el consejo de la experta, de largas uñas postizas y ceja depilada a rape, que se encuentra detrás de la ventanilla de ventas; también tomo mi boleto, el cual está dentro de un sobre que dice en la parte de afuera: "Monterrey, 10:00 pm. 2 maletas chicas por pasajero. NO CAJAS". Está bien, entendido y anotado.

Quince para las 10:00 de la noche, estoy preparada para un largo viaje; llevo la típica e inconfundible cobija de una aerolínea bastante conocida, la almohadilla que tiene impresas unas huellas de gato color "fosfo" y brillan en la oscuridad, la chamarra (por si el aire acondicionado está muy fuerte) y mi libro. Estoy lista.

Llego a la central-gasolinera de Hilcroft, 80 pasajeros, ni un camión. Esperamos... esperamos, 10:05, 10:15, 10:30, 10:45... llega el camión. La gente se apelotona para dejar las maletas, me doy cuenta de que varios pasajeros llevan más de dos maletas tamaño jumbo-plus y.... AJÁ! ahí traen una caja que sin chistar sube el chofer del camión. Empiezo a sentirme más en México. Me subo al camión, ocupo mi lugar, me toca al lado una señora.Me acomodo, saco mi cobija, chamarra, almhoadilla, etcétera, etcétera etcétera. Todo bien. No han pasado más de cinco minutos de paz cuando el chiquillo que va detrás de mí comienza a golpear el respaldo de mi asiento. POM POM POM....
!"·$%&/()!!!!! Volteo y miro al chicuelo con una angelical sonrisa: Podrías dejar de patear el respaldo? El niño para,pero la madre empieza: Ya ves, John Peter? Estás molestando a la lady!!!! TOMA! el niño recibe un cachetadón que me hace arrepentirme de haber utilizado mi mejor sonrisa para disualdirlo. Empiezan los chillidos, el criaturo está inconsolable... waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.... Pasa una hora, el chico sigue moqueando. Se calla porque la madre promete otro guamazo si no la deja en paz... Paz total.

Pasa otra hora, no he podido dormir porque a lo lejos un señor da sus primeros ronquidos de la noche. Insoportable. Medio mundo lo volteamos a ver, obviamente él no nos pela porque está en el quinto sueño. Su vecino de a lado no se inmuta, comienza a roncar también. Llegamos a San Antonio, se sube más y más gente, el conductor nos invita un "piscolabis" y nos promete 15 minutos de descanso para volver a tomar camino. Se bajan algunos, entre ellos una señora que trae a sus 4 hijos y que, por cierto, uno de ellos es el que había recibido el mamporro de principio de viaje. Regresa depués de 20 minutos con 5 hotdogs, refrescos y algunas golosinas. Mary Joe, quieres soda y hotdog? Mary Joe está durmiendo, pero al escuchar el dulce sonido de la lata de Coca-Cola al destaparse despierta y pide a la madre la cena. Pienso: "Señora, son las 2 de la madrugada y usted dándole de cenar a los niños... osea, cómo?" Mary Joe se embute todo lo que la madre le da, así como sus hermanitos, y vuelve a dormir plácidamente. El resto de la paisanada también le entra a la hamburguer y al "hocho". El camión huele a ketchup con mostaza. Ha pasado una hora. Salimos otra vez con el itacate bien surtido. Pienso por qué en el camión siempre comemos, no importa la hora que sea... no encuentro la respuesta. Trato de dormir. No puedo.

Por fin, estamos en Laredo. Nada relevante. Llego a Monterrey a las 8:00 de la mañana. Sin dormir, pero a buen tiempo.

El regreso es el más interesante, al principio todo es como un dejá-vu. Pero lo bueno viene cuando llegamos a Laredo. El puente está atestado de camiones de pasajeros. 5 horas de espera, de las 4:00 am a las 9:00 am. El camión se vuelve una fiesta, el pasajero de a lado me ofrece semillitas y digo que no, gracias. Sin embargo, al tercer ofrecimiento, siendo las 6:00 am, digo que mejor sí, gracias. La señora de adelante grita que ha perdido la maleta al ir por su permiso de entrada, todo nos bajamos a ayudarla. No la encontramos. Empieza el proceso de demanda verbal. El conductor promete llamar a la central de Laredo para pedir informes. Regresamos al camión esperando un milgaro. Mi compañero de a lado me dice que a la doña del último asiento le cacharon unas plantas que no había reportado y no la habían dejado subirse al camión de nuevo. Mal plan doña ?Por qué no las reportó?, Ahora nos vamos a atorar otra hora acá. Ambos nos quejamos y decimos que qué es eso de estar pasando cosas prohibidas. Voy por una fanta para desayunar. Regreso. Sigue la espera y nos echamos dos películas enteras, una china doblada al español y una chilena doblada al mexicano.

El camión es una algarbía, un paisano deja sonar su teléfono celular y oigo el corrido del ilegal completo, es buenísimo. Saco mi libro, pero me siento super fresa con mi editorial Alfaguara, lo cierro. Platico con la mujer que todavía no encuentra su maleta y está que arde. Trato de decirle que se calme. No, no hay modo, la mujer está molesta. Le doy la razón. Empieza otra película, por fin todos obtienen los permisos. En la central de autobuses de Laredo nos detenemos a preguntar por la maleta perdida. Nada. Otra hora. Las 10:00 am, salimos de nuevo sin maleta y sin señora porque decide esperar su valija. Ya me hice cuatacha de los que vienen al lado y atrás. Platicamos del excelente servicio que ofrece la compañía de autobuses. Esto es confort!

Después de exactamente 15 horas de viaje llegamos a Houston. Me bajo en la Chevron de Hilcroft y mientras espero a que lleguen por mí, oigo a una señora decir: Houston cada vez está peor, cada vez se parece más a México.

Naaaaaa... no es para tanto, señora, por si no se ha dado cuenta, Houston siempre ha sido (como) México y en la esquina de la 59 y Hilcroft todos somos mexicanos. Sí señor!

A.

4 de agosto de 2006

Tamtoc


Hace unos meses asistí a un curso en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey sobre Los Antiguos Mexicas impartido por Felipe Solís director del Museo Nacional de Antropología. El curso se promocionaba elevado por su título y la talla de su expositor, así que pretendí fingir alto grado de cultura y me senté en una butaca del auditorio.

¿Qué me llevo a inscribirme? Mi querida Ciudad Valles, de donde tengo sangre huasteca saltaba a la fama por la apertura del sitio arqueológico de Tamtoc. Así que mientras se impartía el curso ensayaba en mi mente la mejor oportunidad para hacer una pregunta sobre el también llamado: Lugar de las Nubes.

A mitad del curso Solís mostró un códice en donde se representaba un rito Mexica. En la diapositiva aparecían un grupo de nativos coloridamente vestidos ubicados en círculo. Alrededor también participaba otro grupo de indígenas, de los cuales solo se podía distinguir sus siluetas.

Solís explicó: “las siluetas representan los huastecos…”

En cuanto escuche “huastecos”, todo se paralizó, predecía en milisegundos escuchar las glorias de mis antepasados, elogios de una raza con aportaciones culturales o ¿por que no? Científicas.

De esta manera continuo: “estos tipos andaban encuerados por la vida, por esa razón no se encuentran dibujados, eran una vergüenza, y se dice que cuando tomaban algo de tequila su comportamiento era alocado”.

Dispuesta a reivindicar la reputación de mis antepasados tomé el micrófono: ¿Qué opina de Tamtoc? Se ha publicado que es superior a Teotihuacan.

Y respondió: “Nada de eso, con el calor de los demonios de ese lugar no creo que haya alma que quiera ir a visitarlo”

Así que salí con la historia apachurrada. Pero durante las vacaciones decidí verlo con estos dos ojos que me acompañan.

Efectivamente, para ser junio hacía el acostumbrado calor que caracteriza a la zona. Ser turista en Tamtoc requiere una disposición similar al cruzar el desierto del Sahara. Así que optimista y ambientada en las exóticas condiciones del lugar, llegué a sufrir la labor de turista. El guía nos recibió con una sonrisa chimuela y enfrentamos el sol.

Tamtoc se llamó a la "lugar de nubes de agua", fundada 500 años antes de Cristo y comparada con los aztecas cuyos territorios en Tenochtitlan vivieron su esplendor en al rededor de 1500 DC. Por lo tanto se le considera como precursora en sistemas hidráulicos y la construcción de montículos (cerros cubiertos de piedras). El guía nos explicaba que existen 200 edificios, de los cuales se han rescatado 70.

Se encuentran dos esculturas que resaltan en los dibujos de una ciudad con tres mil años de antigüedad: Cinco Caracol de la cual se distingue la mitad del cuerpo de un gobernante con su pene perforado. Y me quede en espera de ver el tan denominado monolito 32, escultura de 20 toneladas de peso.

Ahí retome los tres mil años de distancia, a punto de seguir mis impulsos de huasteca entre el caloron y querer andar en cueros por el recorrido. En un breve descanso bajo la sombra de un árbol, Don Pedro (un compañero turista) me dijo que cerca de su rancho había desenterrado tres barritas de jade. Mi mamá volteó y me hizo una seña para que omitiera mis comentarios y me callara, pues en nuestra sala reluce un jarrón con restos de artesanías huastecas que mi abuelo encontró.

En cuanto nos apartamos del grupo mi progenitora sentenció "eso me lo dejo tu abuelo y ni creas que lo voy a donar a un museo de quinta". Entre la calurosa plática con Don Pedro y mi angustiada Madre me remonté al curso de Solis cuando con ojos amenazantes nos decía: "Tener piezas arqueológicas es un delito federal, si en sus casa tienen algo los llevamos a la cárcel".

Regresamos muy contentos, y acalorados, pensando en las vasijitas que mi abuelo nos había heredado y en la distinguida y honrosa condición de ser prófugos de la justicia.

Así que estimados amigos, si me encuentran encuerada caminando por la calle, rumbo a la cárcel por un delito federal, no es mi culpa es la sangre huasteca y tenek que dominan mi ser.... todo sea por conservar la imagen en la historia de mis antepasados.

Ceci