22 de diciembre de 2006

Dulce navidad

Nada como ver los preparativos de la navidad desde lejos, y lo digo porque este año me tocó estar en la barrera, no en el ruedo. Este diciembre no regresé a casa para pasar las fiestas, por lo que no tuve que comprar regalos como desaforada, ni buscar estacionamento en el centro comercial, ni ir al súper exageradamente... Nada. Fue de lo más simple. Adrián, unos amigos, yo, una cena casual y sin regalos. Ya está.

Eso sí, por primera vez, pude observar el espíritu navideño de cerca y me pareció de lo más fascinante. Es una histeria colectiva terrible; la paz y el amor, se convierten, y no en contadas ocasiones, en odio aguerrido, en alaridos y discusiones interminables. A unos días antes de la gran celebración, la gente se ataca en el mall si no encuentra el tan ansiado XBox, el Ipod o la última versión del Chocolate. El cataclismo está en todas partes, incluso en la oficina de correos, a la cual fui el martes pasado con el fin de enviar una revistas que no tenían nada que ver con la época.

Pobre ilusa, se me ocurrió enviar el paquete justo una semana antes del 24. La fila en el correo era interminable y la gente estaba deseperada porque deseaba enviar sus regalos o tarjetas. Pude haberme ido en el mismo instante en que crucé la puerta de las oficinas, pero no lo hice porque le prometí a la destinataria de las revistas que se las enviaría ese día. Así que apechugué y me mantuve firme en la fila. La espera hasta me resultó divertida, !quién lo hubiera pensado!

Antes de mí había cuatro personas: un asiático, un gringo y una italiana con su esposo gringo también.

El asiático.

Llevaba en sus manos, por lo menos, 50 tarjetas de navidad.
-Quiero enviar esto por correo prioritario- le dijo a la señora que atendía el mostrador.
-Qué? Pero.... son más de veinte tarjetas señor. Sabe que por correo prioritario le va a costar como 150 dólares, verdad? Además, tenemos tanto trabajo que muy posiblemente no lleguen el lunes 25.
-!!!!No importa!!! Si regreso con ellas a casa mi esposa me va a matar. !Por favor, véndame las estampillas o haga algo!
El hombre estaba a punto del ataque nervioso y la mujer, al verlo así, ni se la pensó.
-Tome, acá están las estampillas especiales para correo rápido. Suerte... NEXT!

El gringo.

Caja en mano con un montón de sobres de distintos tamaños.
-Necesito sellar estas cartas.
-Mmm... a usted lo he visto aquí ya tres veces en estos dos días. Cierto?
-!Oh yes! He venido más de una vez.
-Pues, señor, ya ve la fila y, espero que no se ofenda, pero... Le puedo dar el sello para que usted mismo selle las cartas? Es facilísimo y así puedo atender a otras personas.
-Suuuuuuuuuuuuure! No problem.
-Excelente, tome, acá está el tintero..... NEXT!

La italiana y su gringo.

Una caja enorme y varias cajas pequeñas, algunos sobres. Habla la italiana.
-Queremos enviar todo esto por correo prioritario y con el sello que garantice que llegará el día 25 por la mañana.
-Eeeeerrrrr.... Podemos enviarlo por correo prioritario, pero no podemos garantizarle que llegue por la mañana. Hay DEMASIADOS paquetes en circulación.
-Qué??? Esto no es posible!!! El correo americano es una !"·%&/(@@@!!!
-Pero, señora, tranquilícese, esto no depende de mí y se lo advierto ahora para que no haya problemas más delante.
-Qué estupidez! Qué no puede hacer nada?
-No, señora- la mujer del mostrador respira y cuenta hasta 10.
-Esto apesta!
-Quiere enviar sus paquetes o no, señora? -la mujer del mostrador está a punto de pegarle una cachetada a la italiana.
-Pues sí, ya qué, no hay más, qué le vamos a hacer, este servicio, no es como en Europa.
-No, no es como en Europa, así es.... me va a dar el paquete?

Le van dando los paquetes de uno en uno. De repente, el gringo saca un paquete delgado y se lo da a la mujer del mostrador.
-Qué es eso, Trevor?
-Eh... What?
-Ese sobre. No lo conté cuando salimos de la casa.
-Es una película.... para mi mamá.
-Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? Desde cuándo le compras a tu madre películas?
-Bueno, es un regalo de navidad, eso es todo. Es Casablanca, a ella le gusta.
-Pero, pero, pero.... cómo a tu madre le envías la película que a ELLA le gusta y a la mía no aceptaste enviarle lo que yo quería.
-Honey, lo que querías enviarle a tu madre era mucho más caro. Esto es... Casablanca, una película que costó 20 dólares.
-Casablanca... Stupid movie... It's just a stupid movie... and you're stupid as well.
Silencio sostenido.
-Sólo entrégale los paquetes a la señora y vámonos, cariño.

(Para este momento, los que estábamos detrás de ellos no sabíamos para dónde voltear, creo que a todos nos dio vergüenza ajena)

-Cuánto va a ser? -Preguntó el gringo con la cara más roja que un tomate maduro.
-60 dólares, señor.
-Bien, tome. Feliz navidad.
-Igual para usted.
-Vámonos, Lisa.
-Stupido! Stupido!
-NEXT!

Seguía yo, la única desconectada del planeta Navidad y que, por lo tanto, desentonó la escena.
NEXT!

Y así fue la visita al correo, en medio de pasiones desorbitadas y cachetazos contenidos.... Ah! Qué linda, qué blanca, qué dulce navidad.

A.

3 comentarios:

Jan de la Rosa dijo...

Jajajajajajajajajaja
STUPID!

A mí me tocó un zafarrancho similar, pero en la fila de la farmacia, por antigripales...

Hay DEMASIADOS niños moquientos sueltos por las calles, beware!

Heriberto dijo...

Una historia de locos en epoca de locos.

Unknown dijo...

Jo, pues yo me la pasé tranquilita en casa... apenas si salí a sacar la basura!

Saludos y feliz año!
=)