7 de mayo de 2008

Crónica Minina 1



He de confesar, que he estado ausente de este blog, ya que soy víctima constante del material para ese otro blog minino clandestino que Amira, gatunamente blogueó. Simplemente tengo que confesarlo, y las personas que me conocen personalmente asentirán rápidamente: soy tan distraída, que me convierto en un complot contra mí misma, soy la materialización de la olvidadez humana, el premio al viaje a la luna mental más rápido, y por supuesto, la mejor amiga de Murphy, ese famoso por su divertida y desastrosa ley.

He salido de mi casa por las mañanas con el control de la televisión en la mano al intentar abrir mi coche, o en su defecto con la toalla de baño colgando de mi brazo (hasta ahora, con suerte, vestida). También, suelo dejar tras de mí la puerta abierta de par en par, las llaves en el refri, el yogurt en la alacena. Pero sobre todo, he intentado hablar por teléfono con una tarjeta de crédito en lugar de una tarjeta para hacer llamadas por teléfonos públicos, y con ésta última he peleado para sacar fotocopias.

Con mis antecedentes, es fácil comprender que soy un peligro especial en los aeropuertos. Sufro amnesia maletística, lo cual he descubierto es una enfermedad poco curable. Después de librar la dura batalla de no perder pasaporte, visa, boleto y declaración de aduana, viene mi encuentro con la banda de buffet te maletas. Frente a todas, tan esperadas y similares, me siento confiada de identificar a mi fiel amiga de viaje. Así, en Buenos Aires, tomé a mi querida maleta azulada, montada en ruedas y me dirigí al hotel. Me pareció extraño ver que tenía un candado que yo no había usado al empacar, pero no fue obstáculo, mi jefe luchó contra el metálico vigilante del contenido y me puso frente a mi maleta.

Al abrirla, mi mente en milisegundos soñó un reencuentro con mi cepillo de dientes, shampoo y ropa limpia, pero la descarga de un shock paralizó mi mente. Por mas que busqué, solo encontré libros, ropa de hombre, libros, zapatos, ropa de hombre, y ni rastro de mi cepillo de dientes. Corrí, en taxi , al aeropuerto, al entrar imaginaba al dueño de la maleta furioso, planeando un ataque de tomates contra mí, con el contenido de mi maleta regado por todas las salas de espera, un come-mexicanas distraídas hechas choripanes por completo.

Solo les puedo decir que sobreviví, con la única misión en esta vida de alimentar ese blog minino que me ronda la vida, y con la esperanza de que el FBI no me clasifique, con foto de criminal trasnochada, como un peligro internacional inminente en estos aeropuertos. Lo peor, es que aun tengo material minino de sobra, y en territorios del amor he dado para todo un concierto gatuno, que en otras valentías de blog postearemos.





1 comentario:

malena reyes dijo...

jajaja... me he reido mucho con esta cronica minina.. me sentí identificada... cuando me fui a españa mis amigos me querian mandar con un tatuaje en el brazo con todos mis datos, por si olvidaba como volver... (que mas hubiera querido que olvidarme de eso, jaja)

Felicidades por sus 2 años, y que sean muchos mas...