5 de junio de 2006

México ... !ahí vamos!

Cecy, Nadia y yo pasamos un año escolar en Barcelona y ahora que veo hacia atrás pienso que no nos fue tan mal, hasta me dan risa nuestras aventuras. Sin embargo, cuando estuvimos ahí, lo único que queríamos era regresar a nuestra vida normal. El último día en Barcelona nos quedamos a dormir en el departamento de una conocida de la cual ya ni recuerdo el nombre. Esa noche no quisimos dormir, queríamos estar despiertas para descansar en el avión y que el "jet lag" no nos pegara tan fuerte de regreso. La pasamos comiendo porquerías, platicando de lo que nos esperaba en nuestro país y jugando cartas, por cierto, Nadia nos ganaba en todos los juegos; también habíamos comprado un par de revistas, así que leímos nuestros horóscopos e hicimos unos tests sobre el amor de nuestra vida y no sé que otro interesante y profundo tema. Después de cinco coca colas, cuatro bolsas grandes de papitas, 8 tests y al menos 20 juegos de cartas, decidimos que era hora de revisar nuestras maletas, juntar la basura y salir de la casa para dirigirnos al aeropuerto. Como a eso de las 4:00 am terminamos de alistarnos y salimos del departamento sumamente emocionadas. !Por fin nos íbamos! !!!!ADIOS CATALUNYA!!!!

Sólo tuvimos que dar un paso fuera del apartamento para darnos cuenta que aún no podíamos decir adios del todo. Cecy traía una maleta enorme y muy pesada que se bamboleaba de lado a lado. Así que cuando llegamos a la curva de la calle que nos llevaría al autobús y nos dimos cuenta que nos esperaba una cuesta empinada hacia abajo Cecy puso cara de What!
--Oigan-- preguntó ella mirando hacia el final de la calle-- ?aguantaré esto? Está muy pesado.
--Pues agárrate bien Cecy-- contestó Nadia-- Todas traemos maletas pesadas, así que aguanta un poco.
--Sí, no te preocupes-- dije yo muy segura del asunto-- Tú sólo agarra bien la manija y ya está.
Bueno, en cuanto pasamos la curva Cecy se convirtió en una bala humana. El peso de la maleta la llevó consigo y como Nadia y yo pensamos que realmente se podría estrellar en la primera pared que encontrara, le gritamos: SUELTAAAAALAAAAAAAA!!!! Y salimos corriendo detrás de ella dejando nuestras cosas atrás. Cecy alcanzó a soltar el maletón y ahí iba éste, tambaleándose en el pavimento sin dirección fija. Recuperamos su equipaje una cuadra después de la curva y pensamos que era mejor que yo la cargara y Cecy se llevara la mía hasta la parada del camión (La mía también estaba pesada, pero por lo menos tenía un freno), no recuerdo si hicimos un volado o qué, pero a mí me tocó "el muerto" de Cecy y quién sabe cómo le hice para manejarlo sin irme de bruces el resto del camino. Llegamos a la parada, llegó el autobús y, para variar, nos tocó un conductor mal encarado y nada cooperador.
--Tías, pero esas valijas.... si us plau (o como se escriba esto último en catalán).
--Mejor no nos diga nada y llévenos a la plaza para tomar el autobús al aeropuerto-- dijo alguna de las tres, he borrado de la mente quien.

Bien, después de circo, maroma, teatro y malas caras llegamos al aeropuerto y..... el avión se había descompuesto!!! Por lo que todos los pasajeros estaban en una lista de espera para salir durante el día (si la cosa iba bien) en otro avión. LA HOSTIA. !No podíamos salir de la ciudad de la que tanto habíamos anhelado irnos!
Pasamos horas en el aeropuerto cansadas, con un sueño tremendo y esperando subirnos en cualquier avión que nos llevara lo más cerca que se pudiera de México. Por fin, como 6 horas después nos llamaron y dijeron que había tres lugares en un vuelo de American que iba hasta Dallas y de ahí podrían conectarnos en otro para llegar a Monterrey.
--Sí, dónde firmamos? A qué hora nos vamos?.
--El avión sale en un par de horas, así que vayan a las sala tal.

Por fin estábamos en el avión. !Qué felicidad! No importaba que el avión estuviera sucio y hubiera más de 20 bebés lloriqueando todo el camino... !México ahí vamos!

Llegamos a Monterrey en la noche del día siguiente y casi besábamos el piso cuando nos bajamos del avión; vimos a nuestras familias a lo lejos esperándonos y queríamos dejar las maletas dando vueltas en la banda aeropuertaria con tal de pasar las puertas de cristal y abrazar a alguien conocido. Aún así, esperamos las maletas y una vez que las tuvimos en la mano (incluso el muerto) caminamos con una gran sonrisa hacia la puerta corrediza mientras salúdabamos a nuestros padres y hermanos con la mano. Cosa rara, ellos no nos sonreían ni nos contestaban el saludo. Tuvimos que estar a unos cinco metros de ellos para que nos reconocieran. Sus caras estaban desencajadas y forzaron una sonrisa mientras exclamaban: !Pero si son ustedes! (Pues claro, pensamos, a quién más esperaban!!!)
En ese momento hubo más algarabía, pero aún así nos veían como bichos raros. Y cómo no si las tres nos habíamos cortado el pelo muy muy corto y nuestros pesos habían variado considerablemente.... pero esa es otra historia. Con todo, por fin habíamos llegado a México. Yo agarré mi maleta mientras caminaba hacia la salida del aeropuerto al lado de mi hermana, quien tenía los ojos tan grandes comos dos platos soperos mientras me preguntaba :
--Eeeee... ?te volviste anoréxica?
-- No. ?cómo crees?
--Bueno --dijo más aliviada-- después platicamos, ?verdad? .... !Bienvenida!

foto: Jorge Arias

3 comentarios:

Jan de la Rosa dijo...

Me gusta mucho su blog. El trabajo colaborativo, ante todo!! Son un ejemplo de la armonía, me dan envidia, JA!
sigan así chicas =)

A. dijo...

Ey!!! Gracias Janell!

Kickapú dijo...

Pues yo me acordé de mis inconfesables historias de aeropuertos y otras desgracias...