5 de junio de 2006

Una aventura...


El año que pasamos en Barcelona nos dejó profundos aprendizajes como bien explico Amira. Y para empezar creo que mi viaje fue más barato de lo que pensé, pues con un solo boleto de avión lleve a pasear unos 40 kilos de ropa gratis, apodado "el muerto". ¿Cómo fui a parar a la Madre Patria con tremendo ente? Pues bien, las palabras mágicas de su creación fueron " por si", cada vez que se repetían, su peso y dimensión se multiplicaban exponencialmente.

Todo empezó un día antes de irme, en el caos y la desesperación propias de empacar, mi Mamá cual devota repitiendo letanía no evito la creación de semejante monstruo de tiliches: - ¿Má me llevo la pijama de ositos o la de extraterrestres morados?....

- Por si hace mucho frió y se te ensucian llévate las dos.

Y la cosa no paró ahí: - Míjita, por si llueve, por si no hay sábanas, por si los españoles no han inventado las almohadas, por si te pones a hacer tortillas en la tortiadora.

Solo pude contener el crecimiento del "muerto" cuando mi madre volteó a ver el loro que cantaba desde el jardín "Que lindo soy que bien me veo eooo eooo" ....

-"ceci, POR SI extrañas las canciones Paco Stanley".

Pero en ese momento cerré el enorme bulto y argumenté estar en contra de viajar en un vuelo internacional con una ave exótica entre cuyo repertorio también estaban frases obscenas. Así que dejamos al "muerto" lo suficientemente gordo para vivir un año en teoría pero cinco en práctica en Barcelona.


Sin embargo, no fue suficiente documentar mi inmóvil acompañante, la travesía a penas comenzaba. Lo interesante fue llegar, viajar, buscar, preguntar, caminar en charcos y lluvia con mi muertito a un lado, al cual yo ya deseaba darle respiración de boca a boca, electroshocks y hasta patadas para que volviera en vida y algún milagro lo hiciera dotarlo de movimiento autónomo. Al llegar por fin a mi nuevo hogar y tener un lugar para que mi muerto habitara, descubrí un closet en cuyo contenido solo cabían la tortiadora, tres ganchos y el paraguas. Ahí comprendí la bendita manía latinoamericana de viajar, imaginando que uno sale de México a conquistar tierras inhóspitas y desoladas, en donde hay que llevar el famoso perico para que nos cante al oído.


Creo que al mes de final resignación y convivencia con "el muerto", decidimos hacer un viaje a Madrid con Amira y Nadia. Nos despedimos de nuestros amigos, cargué al susodicho inmóvil, y en la estación de trenes nos encontramos con una huelga por la cual nuestra elección de destino de viaje se vería afectada. Amira estaba visiblemente enojada porque ya no estaríamos visitando Madrid sino Tarragona

No se en que momento de malmadrugada divagación empecé a balbucear...

- Amiga ¿cual es el significado de aventura? - Le dije, sentada sobre una de las extremidades del muerto. - no hubo respuesta-

- continue-....a lo mejor que uno haga el ridículo descaradamente.

En ese momento salía nuestro tren, así que no tuvimos más opción que correr y yo jalar al "muerto" que ya le estaba tomando especial cariño y comprensión. Mientras encontraba mi sitio en el tren esperaba que los 10 meses restantes no fueran tan aventureros, y nuestros planes se quedaran quietesitos cuando se los pedíamos, entonces de repente sentí que mi Muerto me sonreía advirtiéndome que la aventura de vivir en España se iba a burlar de nosotros, se encapricharía, saldría al revés, nos boicotearía y al final soltaría una carcajada prolongada.

Como bien dicen "el que ríe al último ríe mejor" y aqui desbaratamos aventuritas, para que las ingratas no se rían de nosotras descaradamente sino que con suerte, sirvan de una ridiculez entrañable llamado recuerdo.

ceci

foto: Jorge Arias

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